Que no se piense en nada diferente a que una peadina es un manjar artesanal italiano. Recientemente, después de salir de la práctica de la comparsa, Mauricio nos invitó a unos llaves y a mí a comer con Lorenzo. Le dí tres vueltas al paisaje con la mirada y no ví a ningún Lorenzo, pero dijo "vamos", y "vamos" es "vamos", así que fui.
Llegamos a un sitio donde vendían peadinas calientes*; pequeño y sin mucho más que un sofá, una butaca, una mesas, y una barra. Nos dispusimos a ver de qué se trataba todo cuando Mauricio comenzó a hablar con uno de los dos cocineros. Unos minutos después Mauricio dijo que le hicieran una de búfala. "¿De qué la queréis vosotros?" dijo el cocinero.
Bueno, si Mauricio pidió de búfala, a lo mejor yo la tenía que pedir de rinoceronta o de burra, ante lo cual decidí hacer algo mejor que arriesgarme a usar un femenino raro de animal: miré la carta; por supuesto. Mientras estoy en eso escucho a Mauricio: "les presento a Lorenzo". ¡Aáah!, Lorenzo es el cocinero. "El fue quien me introdujo en el mundo de la culinaria y el buen comer" continuó el periodista.
Después de eso, todo fue tertulia, estrellas y peadinas. Estas últimas tan sabrosas que me hicieron pensar en dedicarles una nota en mi blog y ponerlas en mi lista de lugares para volver a visitar.
Quería decir la dirección y nombre del sitio pero los encargados me dijeron que era un sitio para encontrar mientras se camina cerca a la playa de Barceloneta; cuando se ve una pequeña pizzara inscrita con "peadinas calientes" solo hay que seguir la flecha.**
* Que ahora no estoy seguro si se llamaban así exactamente.
**Traducción: En la puerta no hay nombre y, si no me falla la memoria, tampoco número; así que hay que buscar con el ojo bien abierto.
Llegamos a un sitio donde vendían peadinas calientes*; pequeño y sin mucho más que un sofá, una butaca, una mesas, y una barra. Nos dispusimos a ver de qué se trataba todo cuando Mauricio comenzó a hablar con uno de los dos cocineros. Unos minutos después Mauricio dijo que le hicieran una de búfala. "¿De qué la queréis vosotros?" dijo el cocinero.
Bueno, si Mauricio pidió de búfala, a lo mejor yo la tenía que pedir de rinoceronta o de burra, ante lo cual decidí hacer algo mejor que arriesgarme a usar un femenino raro de animal: miré la carta; por supuesto. Mientras estoy en eso escucho a Mauricio: "les presento a Lorenzo". ¡Aáah!, Lorenzo es el cocinero. "El fue quien me introdujo en el mundo de la culinaria y el buen comer" continuó el periodista.
Después de eso, todo fue tertulia, estrellas y peadinas. Estas últimas tan sabrosas que me hicieron pensar en dedicarles una nota en mi blog y ponerlas en mi lista de lugares para volver a visitar.
Quería decir la dirección y nombre del sitio pero los encargados me dijeron que era un sitio para encontrar mientras se camina cerca a la playa de Barceloneta; cuando se ve una pequeña pizzara inscrita con "peadinas calientes" solo hay que seguir la flecha.**
* Que ahora no estoy seguro si se llamaban así exactamente.
**Traducción: En la puerta no hay nombre y, si no me falla la memoria, tampoco número; así que hay que buscar con el ojo bien abierto.
Correcciones: No es peadina sino piadina. Y el sitio se encuentra en carrer
de Meer de Barcelona cerca a "los cubos".
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