miércoles, mayo 28, 2008

Por una Cabeza

No sé casi nada de tango pero bien podría entender a quienes expresan que es sentimiento, tristeza, rabia...
Cuando se tiene una sola opción para conseguir algo solo se puede decidir entre hacerlo y no hacerlo. Cuando se tienen muchas opciones se da el problema de que la decisión se torna demasiado complicada. Lo mejor es cuando se tienen un puñado de opciones, así, humana y cotidianamente, se puede tomar una decisión certera.
En últimas y luego de haber tomado la decisión es imprescindible prescindir de la certeza de los supuestos más ciertos, o si no, como me ha ocurrido, es posible que alguna perturbación imprevista acabe con el modelo planteado inicialmente y por tanto que las acciones presupuestadas, ya en ejecución, no sirvan para conseguir aquello que se quería y hasta vayan en detrimento de las opciones descartadas.
En otras palabras, hay que tener cuidado de que el puente que se atraviesa sea el correcto. Si no es el correcto, por lo menos que sea fácil de saltar a otro justo al lado. Si no se puede saltar por lo menos que se pueda regresar para tomar otro. Y en el peor de los casos, hay que fijarse que el puente tenga final y que el haber escogido ese no destruya los otros. Por último, si el puente es diseño propio, hay que velar para que el constructor lo haga como se le pide, o si no, como a mí, por una cabeza, y muy hueca, terminará siendo y costando otra cosa y llevándote a otro sitio.

...Pues nada, todo esto para decir que me tocó cambiar los planes abrutísimamente y me tengo que ir a Bogotá a buscar visa para un sueño. Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé.