sábado, febrero 28, 2015

Y volví a escribir.

Quizás por dolor, quizás por culpa. O más bien porque me siento mejor ahora.
La noche se alarga, otra vez, tanto tiempo después. Mi mente sigue buscando definirse. Me atrevo a escribir. Me atrevo a publicar.
Sentí dolor. Por lo que no fue, por lo que podría haber sido, por lo que es, porque hubo sacrificio. Lo que yo quería no llegó, no porque no pudiera llegar, no porque tuviera que venir después, puede que no lo haya visto llegar. Simplemente no llegó.
Pasado el tiempo, pese a haber decidido ya, sigo pensando en las posibilidades. Y no me arrepiento por principio, pero siento resaca.
Sentí culpa. No estuve allí aunque quería, no hice bien aunque quería, y luego seguí solo.
Sentí amor. Quisiera estar ahí, aun ahora como antes, y puede que un poco más.
Sentí responsabilidad.
Sentí frustración. Y es lo único que me permito sentir sin remordimiento, por principio. Las decisiones tienen una probabilidad de error. ¿Pero cuál fue el error trascendente? Creo que moriré sin saberlo.
Sentí miedo. Me duele recordar pero le tengo miedo a olvidar. Con miedo decidí irme, pero el mismo miedo me daba quedarme.
Hoy, aun sin las respuestas, con el alivio que trae el distraerse, lo nuevo, lo que no tiene nada que ver con el pasado, me atrevo a escribir, me atrevo a publicar.
Hoy finalmente volví a escribir.

sábado, febrero 21, 2015

Todo derecho es artificial, definido y modificable

A todas estas, yo pienso, que el derecho así como la libertad en sí mismos, espontáneamente, no existen. Son artificios. Son cosas que necesitan ser definidas, o que alguien las de. De ahí que sea tan difícil privilegiar a alguien para que diga quién tiene derecho a qué. Y es que ni el artificio de un "tercero no-humano" lo soluciona porque es reembasar el mismo problema con otra etiqueta. ¿Quién dice qué, cómo, por qué?. Así que no le veo mucho sentido a basarse en derechos y libertades inventados para argumentar imposibilidad de invención de otros. Aceptemos que si queremos conseguir algo es porque nos apetece, y que lo que no permitimos es porque no queremos. Subjetividad por donde lo miren.
Ahora bien, una verdad mundial es que la gente acaba organizándose en naciones, imperios, tribus, etc, y alguno habrá por ahí que no le interese compartir con nadie. Pero existen leyes y normas, siempre artificiales, que nos permiten organizarnos. Un estado (un "tercero no-humano") democrático basa sus decisiones en el debate, diálogo, o la discusión, con prioridad a la mayoría (esto dudoso en la práctica) y garantías a la minoría (también en duda). Un estado que no dialoga, que no discute, que no replantea, no puede considerarse democrático. Si se hace llamar así se deslegitima y con él los derechos que en él se basan. Así que si nos consideramos democráticos tenemos que aceptar que necesitamos a los demás para legitimar nuestras ideas, aun cuando estén en desacuerdo.