Luego del tremendo éxito que significó para mí y para todo el grupo que bailamos en la Rua de Barcelona en carnavales, se me dió por hinchar mi pecho y expresarle a todo el mundo mi alegría. Es así como el miércoles de ceniza llamé a
Emisora Atlántico para reportar las acciones de primera mano por la mayor emisora del AM en Barranquilla. El programa "Oyente en satélite" une a barranquilleros, locales, extranjeros y personas en el exilio en torno a una tertulia emitida radio y on line, y un chat de complemento.
A través del chat me dijeron que llamara en el momento que tocaran el tema de los carnavales alrededor del mundo. Muchos minutos se invirtieron en el programa para reportar los balances del fin de semana más largo de Colombia. Reitero aquí que varios minutos y tandas comerciales pasaron antes de que el momento propicio para llamar se diera. "Llamo desde Barcelona para comentar de nuestra participacion en el carnaval" le dije a la chica quien me atendió luego de que por fin entrara la llamada. "Tenemos aquí a un señor que vino al carnaval desde Canadá y quiere saludar a su familia" dijo el locutor mientras yo ya estaba en línea (no al aire aun). Creo que pasó un minuto o dos antes de que el canadiense terminara y le dieran paso al aire a la llamada desde Cataluña. Con tanta alegría que tenía yo, opté por aceptar pagar esos minutos perdidos con tal de que algunos de mis familiares, avisados previamente, escucharan mi voz por los altavoces de sus radios. "¿Quién nos llama?" me preguntaron, a lo cual contesté con mi nombre completo para que a ningún escucha le quedara dudas de quién era yo.
Muchos minutos esperando para llamar, muchos intentos para entrar la llamada, un poco más de tiempo para entrar al aire y muy pocos segundos para desfogar tanta alegría acumulada. Ya yo había cumplido conmigo mismo y me escucharon aquellos a quienes avisé, ya no podía estar más contento. Eso creí. Luego recibo este impresionante mensaje de mi mejor amiga en Barranquilla a quien no había avisado:
Hola amigazo; espectacular tu nota. Me gustó mucho. Ayer te escuche aquí en Barranquilla. No pasaba ni un solo taxi desocupado cuando depronto paso uno todo viejito y sin aire y lo tomé sin ningún problema y cuando voy a mitad de camino, te escucho decir tu nombre en la Emisora Atlántico, no lo podía creer, escucharte otra vez desde hace mucho tiempo en Barranquilla aunque físicamente no estuvieras acá, fue muy bacano yo iba sonriendo en el taxi y le dije al señor que le subiera el volumen que bacaneria, cuando me bajé del taxi estaba feliz, quería llamar a la señora Ibeth de inmediato pero me esperaba una cita así que ni modo, pero bueno pase el día más contenta de lo normal. TE QUIERO MUCHO. GRACIAS.
Sólo así ya suena mucho mejor de lo que yo me esperaba. Ahora la reflexión:
A este tipo de cosas le suelen llamar coincidencia. Yo no lo creo así. Brooke, mi amiga, estuvo a punto de perder su cita porque algo la retrasó antes de salir del trabajo. Muy escásamente un bus pone emisoras AM, pero el bus no la llevaría a tiempo. Muy fácil conseguir taxis en una ciudad repleta de ellos, además muchos nuevos a pesar de haber más que suficientes. En los taxis tampoco es común que la gente escuche AM aunque es más probable que en los buses. Sin embargo Emisora Atlántico se autodefine como la emisora de los
mayores oyentes, es decir, más sintonía de gente mayor, gente que aun consume más radio que televisión, gente que conserva la sintonía al tradicional AM, gente que probablemente tenga un taxi viejo y poco atractivo, que esté vacío cuando todos los modernos están ocupados.
Y ahora, ¿cual es la probabilidad de que estos y todos los demás factores se juntaran para que yo pudiera comunicarme con mi mejor amiga?
Otros les llaman coincidencia, yo lo llamo DIOS.