Competir es comparar, medir fuerzas, ver quién consigue más, antes y más fácil. Pero a esta definición le pasa algo curioso: el mundo es tan complejo que nunca se podrá configurar una competición pura, entre iguales, en condiciones iguales, y además si se lograra no habría tal, sería como poner un mismo casete varias veces. Luego, hay que reconocer diferencias y dinámicas e intentar ponerlas más o menos uniformes para poder dar juego a individuos distintos dentro de unas condiciones parecidas. Por eso se inventaron las reglas pero parece ser que la tentación de conseguir los objetivos a cualquier precio siempre está presente.
La trampa entonces es el uso de alguna "habilidad excluida" para obtener ventajas en un juego ¿Pero qué pasa cuándo todos hacen las misma trampa? Aun hoy no veo en la sociedad un rasero universal para diferenciar qué jugador hace trampa y cuál es un astro aprovechando oportunidades. Lo que importa al final es ganar.
Al final creo que estamos en una sociedad que le da demasiada importancia a la competición. Quizás haya que competir menos, compartir más, y así las trampas no serían un problema, probablemente no existirían.