El 2006 ha sido para mí un año lleno de muchos altos y pocos bajos, un año completo fuera de casa; no hay felicidad completa pero no me quejo. Espero que el 2007 sea igual de bueno o mejor, para mí y para todos mis allegados. Así pues:
¡FELIZ 2007!
Deben existir miles de formas de vivir la navidad; en Barranquilla tenemos la nuestra. Parece que algo tiene que ver con el sufijo “bre” porque desde septiembre se siente que viene diciembre. Apenas se acaba julio se empieza a disfrutar de “las 4 fiestas” y la “bomba en Navidad”. Cuando llegan las “brisas de diciembre” ya está lo que es; la gente ya se ha preparado sicológicamente para las fiestas. Es algo que si no se vive en Barranquilla no se comprende, es complicado de explicar pero es así. Luego a pesar de mostrarse bien separadas en el calendario, no se puede distinguir donde comienza y donde terminan la noche del 7, la del 24 y la del 31 que parecen extenderse a lo largo de todos los días. Siempre es “navidad”, siempre es “fin de año”, siempre es “inmaculada”, siempre es diciembre.
Bueno, un par de cosas para contar en el otoño de mi otoño en Luleå.
Y hablando de velitas, a falta del día de la inmaculada, me vino bien la celebración sueca (derivada de una más bien italiana) de la Santa Lucía. Fué lo más próximo a la fiesta de velitas que pude tener por acá. Fiesta en la noche hasta la 1 AM (cumpleaños de David) y levantada a las 6 para ir a ver a la Lucía. Llegué al sitio del evento pasadas las 7 y, luego de beber un poco de glögg con pasas y galletas, veo aparecer una procesión de blancos coristas con vela en mano encabezados por la Santa Lucía quien (además de no cantar) porta una velas en la cabeza. Todo el público callado escucha los villancicos, unos en sueco y otros en inglés, que canta dicho coro. A una virgen, muy bonito, muy tranquilo, muy navideño y muy temprano, como lo es encender velitas en Barranquilla el 8 de Diciembre.